Casi la mitad de los trabajadores infantiles que hay en el mundo, se ubican en la zona de Asia Pacífico.
El año 2007, la fusión de las nieves del Himalaya incrementaron el caudal del río Brahmaputra, lo que causo inundaciones y desbordamientos que afectaron a unos 7,5 millones de bengalíes, que tuvieron que huir del lugar.
Desde entonces, la crisis alimentaria de Bangladesh se agudizó y según datos de la Unicef, las familias gastaban dos de tres partes de sus ingresos en alimentación, aún así, la mayoría de ellas carecía de los alimentos necesarios para sobrevivir.
Muchos niños de Bangladesh se ven en la necesidad de trabajar. Se sabe que ellos sobreviven con menos de un dólar al día, una cifra que está muy por debajo del umbral internacional de la pobreza. Debido a la fuerte necesidad que existe, el trabajo infantil esta normado, y compone casi un 12% de la mano de obra total.
Las principales actividades de los trabajadores infantiles son en la agricultura, fabricas textiles, servicio domestico, venta callejera y hasta minería. Las niñas corren peor suerte, siendo muchas de ellas enviadas a aldeas de solteros.
El trabajo infantil es un factor importante para la economía de Bangladesh, sin embargo, desde 1992 ya no es legal que un niño trabaje. Con estas medidas, las cifras de trabajadores infantiles se fueron a una especie de mercado negro y hoy nadie sabe cuántos son los que trabajan.
Según datos oficiales, deben ser unos 6 o 7 millones, aunque consultoras internacionales estiman la cifra en 13 millones, cobrando un sueldo ínfimo por labores que un adulto cobra hasta seis veces más cara. Con esto de prohibir el empleo infantil para acogerse a las éticas normas internacionales, ahora a esos niños no les dejaron otra alternativa más que trabajar en la clandestinidad para poder comer, ya que el gobierno en su afán de figurar como protector de la infancia, no se preocupó de darles aparte de leyes y prohibiciones, comida gratis, educación gratis y un techo donde vivir; ahora nacen asociaciones de niños trabajadores que piden derechos laborales, educación, alimentación y derecho a una vida digna, ¿van a prohibir también las asociaciones infantiles de trabajadores para ocultar la realidad en la que viven?. Como la mayoría de las veces, cuando se mete el gobierno en asuntos de sobrevivencia social, el resultado es como una novia a medio vestir, con falda y sin blusa.
Vía: rebelion